La vida tras la crisis
La década de 1930 fue un periodo marcado por la austeridad económica y la lucha contra los efectos de la Gran Depresión. Pero, a pesar de las dificultades, la moda experimentó una transformación significativa. Ese periodo de tiempo se caracterizó por la elegancia y la sofisticación.
Moda femenina
Los años 30 trajeron consigo una vuelta a la feminidad. Los vestidos de la década estaban diseñados para resaltar la silueta femenina, con cinturas ceñidas y faldas que fluían con gracia. El estilo «New Look», que más tarde sería popularizado por Christian Dior en los años 40, comenzó a gestarse en esta época, con faldas largas y ajustadas que marcaban las curvas de la mujer.

Los escotes, aunque moderados, empezaron a mostrar un poco más de piel, y los vestidos se hicieron más sofisticados, a menudo adornados con detalles como drapeados, lazos y bordados. La ropa se volvió más ajustada al cuerpo, creando una figura más definida, pero siempre manteniendo un aire de elegancia.
El impacto del cine y la cultura popular
El cine tuvo una enorme influencia en la moda de los años 30. Actrices como Greta Garbo, Joan Crawford, Bette Davis y Katharine Hepburn se convirtieron en íconos de estilo, y sus atuendos en la pantalla influenciaron la forma en que las mujeres se vestían en la vida real. El glamour del cine de Hollywood impulsó el deseo de vestirse de manera lujosa, y muchas mujeres de clase media aspiraban a emular el estilo sofisticado de las estrellas.
¿En qué sae traducía eso? En el uso de tejidos como el satén, el terciopelo y la seda estaba asociado con el lujo. Las siluetas fluidas de los vestidos y las blusas con manga larga o tres cuartos eran comunes, reflejando un aire más clásico y atemporal.
La moda masculina
La moda masculina de los años 30 también cambió en respuesta a las necesidades de la época. El traje de tres piezas siguió siendo el estándar, pero en esta década se adoptaron cortes más ajustados, con pantalones de talle alto y chaquetas más estrechas en la cintura. Los trajes, confeccionados con tejidos de lana y tweed, eran elegantes y prácticos, adaptándose a la sobriedad de la época sin perder su carácter refinado.

El estilo masculino también estuvo marcado por el uso de accesorios como los sombreros de ala ancha, corbatas finas y camisas con cuellos altos, mientras que el «look deportivo» ganó popularidad, especialmente con la adopción de chaquetas tipo blazer y suéteres de cuello alto.